sábado, 28 de mayo de 2011

El diablo no viste Prada.

Ajá sí, soy yo.... de nuevo.

No explicaré porque me fui, supongo que todos ustedes, fieles y amables lectores, encontraron algo más interesante que hacer en mi ausencia, como sacarse la pelusa del ombligo -no, en serio, muchos de ustedes deberían hacerlo-.

El caso es que estoy aquí. ¡Regresé! ¡Cómo fichera! digo... ¡En forma de fichas! Con menos gracia que antes, pero con más hambre que nunca.


¡En fin! entremos de lleno a lo interesante...

Ustedes no están para saberlo pero yo sí para contarlo -porque soy bien chismosa- y es que hace una semana exactamente -días más, días menos- me encontré al borde de la muerte y eso me gano por andar sola en la calle cuando el gallo está a punto de cantar, snif.

¡Fue aterrador! En serio, fue muy aterrador.

Estaba yo muy tranquila cuando de pronto alguien se acercó a mí por la espalda –acercamiento de cobardes y violadores- y balbuceó cosas que no pude entender.

En ese momento la sangre se me fue del cuerpo, mi mente se bloqueó y volteé lentamente al encuentro con mi acosador extraño no favorito. Juro que quise morir al verlo.

Aquella persona me lanzó una mirada fulminante que distorsionó aún más su feo rostro y entendí en ese preciso momento que no debí verla a la cara, que mi hora había llegado.

Con pésima dicción repitió lentamente las mismas palabrejas que jamás entenderé, verdaderamente el miedo me tenía paralizada, nadie a mi alrededor parecía darse cuenta de lo que estaba sucediendo ¿por qué demonios nadie voltea? -pensé-.

De pronto sentí su aliento en mi nuca, su cuerpo cerca del mío, cada vez más cerca, ca-da-vez-más-cer-ca y quise huir ¡¿pero cómo?! Estaba detrás de mí aquella persona horrible y para colmo, el mundo parecían no darse cuenta de nada ¡PUTOS!

Fue cosa de segundos, pero a mí me pareció una eternidad, no puedo dar tantos detalles como quisiera porque mi mente se bloqueó, sólo recuerdo haber tenido mucho miedo, MUCHO.

Es mentira eso que dicen, que cuando estás al borde de la muerte recuerdas toda tu vida, NO, yo pensé en todas las cosas que ya no podría hacer... y fue peor.

Por un error de cálculo -calculé mal la hora, calculé mal la ruta- dejaría de hacer infinidad de cosas interesantísimas, como volver a comer chocoflan hasta el vómito, pero esa es otra historia.

Estaba yo tan adentrada en mis miedos y arrepentimientos, cuando me di cuenta que su cuerpo ya no estaba junto al mío, al parecer se cansó de repetir una y otra vez aquello que no quise entender, quizás me perdonó la vida, quizás se dio cuenta que yo sólo soy un pobre conejillo radioactivo, quizás nunca lo sabré.

Pude ver claramente como su cuerpo flacucho y sin forma se alejó lentamente, aún recuerdo su mal gusto para vestir, su rostro deforme, sus piernas sin gracia, su deplorable imagen.

Cuando recobré la razón, me apresuré a comprar mi cena -sí, ni la muerte me quita el hambre- y corrí lo más rápido que pude a mi casa.

Por suerte no pasó a mayores mi fatal experiencia, pero confieso que a una semana del terrible suceso aún tengo pesadillas, aún recuerdo su cuerpo junto al mío, su fétido aliento :(

Y es que oigan, encontrarse cara a cara con Carmen Campuzano no es cosa fácil.

¡Mi vida es una tragedia, tras otra!

miércoles, 17 de marzo de 2010

ADVERTENCIA

Ohpordios.. Mi Twitter ha sido secuestrado.

Próximamente más detalles; por lo pronto le aviso que @_LadyJesus no soy yo, JUM.

Guía no ilustrada: Como ganar enemigos. Parte VII


- ¿Puedo usar un sombrero así de ridículo, como el de esa señora?

- ¿Para qué? con tu cabello es suficiente.

jueves, 31 de diciembre de 2009

Mal paso.

Pues sí, di el famoso mal paso, metí la pata, la regué, como quieran llamarlo.

No tiene caso recordar cómo fue, las condiciones, el porqué, no importa eso, ahora lo que importa es que pasó, es real y aunque no quiera está sucediendo.

¡Vaya forma de cerrar el año! Con esta noticia, con… ESTO.

Realmente no sé que siento ni que quiero, no le veo salida coherente, no entiendo las razones y me arrepiento. No mentiré, aún no lo asimilo y muchas veces olvido mi estado –ew estado- no puedo hacerme a la idea de esperar tanto tiempo para aliviarme. Ahora debo enfrentarme a ser apuntada por las calles, a que las personas me vean con repudio cuando salgo por el pan, a que mi mamá diga que soy la vergüenza, a que mis tías hablen mal de mí, a que… pues a quedar marcada de por vida.

Y cómo si no fuera suficiente, tengo que escuchar los comentarios estúpidos y a las preguntas irritantes del tipo ¿Por qué no te cuidaste? Esto te pasó porque quisiste, por tonta”.

¡¿Cuidarse?! Maldita la hora en que creí que eso era de maricas, “Ay no, a mí no me va a pasar” “Bla, bla , bla, eso le pasa a los ignorantes” SÍ-CLA-RO.

No puedo evitar pensar en el futuro y preguntarme ¿Y ‘ORA QUÉ?, me dicen que vea el lado positivo pero sinceramente dudo que haya uno, no dejo de pensar en que ya no podré salir en altas horas de la noche, tendré el tiempo limitado, engordaré mil y un kilos, tendré que estar todo el tiempo pendiente de él, de Aitor* –sí, ya le tengo nombre porque soy bien ñoña-.

Mi único consuelo es que no soy la primera ni seré la última a quien le pase esto.

Así despide Lady Jesus el año, con una responsabilidad enorme que no quiere y no puede tirar a la basura porque pues… es parte de ella.

¿Mis propósitos para año nuevo? No tengo propósitos, sólo es una promesa:

No vuelo –sí estimado lector, NO VUELVO- a correr en las mañanas, un desgarre en el pie no es divertido.



*Sí, mi pie izquierdo se llama Aitor ¿Y?

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Psst Pssssssssssttt.

Pensándolo bien....

Mejor me voy yo.














Hasta nuevo aviso, zoquetes.


jueves, 26 de noviembre de 2009

Ya lo ves como el destino todo cobra y nada olvidaaaaaaaa(8)

Por fin, después de tanto tiempo, después de tantísimo tiempo has regresado.

Conozco esa miradita lastimera, conozco ese lenguaje corporal, agachas los hombros y no separas la vista del piso ¿podrías sacar las manos de tus bolsillos? Siempre me ha desesperado ese gesto en ti.

Mientras hablas con una vocecilla casi imperceptible no puedo evitar recordar las mil y un situaciones incomodas en las que me vi ‘atorada’ por tu culpa, sí ¿creías que soy buena perdonando? Já, ternura. ¿Qué dices? ¿Qué quieres qué? ¿Mi a-yu-da?

Fue inevitable, sonreí y te diste cuenta.

No están para saberlo pero yo sí para contarlo –y contarlo con harto orgullo porque así soy yo-

Hace días regresó alguien de mí pasado a mi presente y lo hizo de la forma antes mencionada, arrepentido, desamparado, destrozado, sin nadie en el mundo… O al menos eso quiso dar a entender.

Siempre que me despido de alguien de forma destructiva me pregunto si algún día regresará, imagino cómo sería negarles una mano amiga en honor a ‘aquellos tiempos’ y disfruto riendo e imaginando todo tipo de situaciones, porque sí; mi naturaleza es vengativa. Aunque no soy de las que llevan a cabo elaborados planes sí me gusta aprovechar las ‘vueltas del destino’ –awww qué romántica- para satisfacer mi necesidad ‘chingativa’.

La verdad, la verdad, me sorprende como alguien puede pasar de ser importante y esencial a no significar nada, me gustaría poder identificar ese momento en el que uno se despierta y dice –pero dice en serio- “¡Me vale madres lo que pase con Fulan@ a mí ya no me importa!”

Awwwww ¡Qué bonito es lo bonito! ¡Y qué bonito es tomar venganza de acontecimientos pasados! Por más que se dejen de lado los ‘rencores’ siempre es gratificante mandar a alguien a chingar a su madre :3

- Necesito tu ayuda…

- No.

- Pero ni quiera sabes que te voy a pedir

- NO.

- Por favor

- NOOO

- Eres la única persona que me queda

- Fíjate y ya me estoy yendo, mi respuesta es simple… NO.

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